lunes, 19 de marzo de 2012

Maestros...


Son aquellas personas que se cruzan en nuestra vida y nos enseñan a vivir… nos alimentan la esperanza de saber que a cada paso podemos vislumbrar una nueva experiencia…

Ahondando en nuestros rincones profundos del alma… bucean en lo más profundo del momento… enseñándonos a que debemos vivirlo, para luego saber atesorarlo en lo más divino de nuestro Ser… para toda la vida… hasta el final de los tiempos…

Un buen maestro es aquel que sabe que el paso por la vida de su discípulo es momentáneo, que se sabe a si mismo digno de su enseñanza y conoce, atenta y late el momento justo para poder decir… “Hasta aquí llegue, abre tus alas y vuela… te recordare toda mi vida querido aprendiz… y tu me recordaras… pero hoy, el presente es TU futuro… y yo seré participe de un pasado que te ha enseñado a vivir el presente…”

Uno a veces se pregunta el porque una persona u otra se nos presentan en la vida… cuestionamos el ¿Por que?… cuestionamos la existencia misma de ese vinculo… y nos preguntamos realmente si somos dignos de estar viviendo esta enseñanza para luego quizás, si el tiempo divino lo dice, trabajar aun el desapego emocional y aprender de dicha experiencia que muchas veces… hasta nos resultan un tanto traumáticas…

Lo cierto y lo real, es que cada Maestro se nos cruza en nuestra vida porque somos NOSOTROS quienes lo elegimos… Sabemos, de alguna u otra forma que “esa” persona… en “ese” momento “justo”… aparece por algo… Y sabemos que paradójicamente los maestros anteriores… hasta quizás no podrían habernos permitido aprender todo lo que aprendimos con este nuevo… y ahí nos decimos: “Yo no me imagino una vida con el maestro anterior”… embellecemos al nuevo, lo aceptamos… lo respetamos… y recordamos con amor al anterior… y así… sucesivamente…

Para poder seguir aprendiendo…

Porque el alma es sabia… el alma sabe… cuando y como soltar… y es ahí cuando nos damos cuenta de que esa sabiduría antigua… almica.. es un reflejo de lo divino.

Y en ese algo nos embriagamos… y sentimos que allí en esa enseñanza divina esta el final del aprendizaje… pero… la vida continua… y como toda evolución el aprendizaje es constante…

Hasta que un día… un simple día… aparece el último Maestro… aquella personita que esperamos encontrar ansiosas para poder vivir nuestra propia maestría… poniendo en practica la sabiduría antes aprendida… llevando una vida plena… y recordando, con una sonrisa… con una lagrima mutada a alegría… aquellos momentos que de una forma u otro nos regalaron nuestro presente… lleno de felicidad… lleno de plenitud y de sensaciones de otro mundo…

Un gran Maestro es Dios… quien nos deriva a diferentes Maestros en nuestro vida… a veces… pretendemos no escuchar a Dios… nos enceguecemos… pensamos que se puede! Que queremos seguir aprendiendo con la misma persona… que no podemos soltarla… que la vida es compleja sin la existencia de su guía… pero nos terminamos dando cuenta, cuando el alma madura, que nada de lo que pensamos y sentimos era cierto… si no que… teníamos que vivirlo para poder llegar con más sabiduría al momento final… donde nuestra alma, se encuentre al lado del gran Maestro entre los Maestros… Nuestro Padre… Dios.

Por eso… vos… yo… pensemos en que esta vida es un simple caminar… agradezcámosle a Dios el saber que nos cruzamos… que aprendimos… que pudimos descubrirnos y sentirnos aunque sea un momentito en esta vida… y decirle a Dios: Gracias… simplemente GRACIAS! Por regalarme los momentos que me regalaste… y saber que también hay que aprender a soltar… a liberar para dar lugar a cosas nuevas… y poder ver más allá del horizonte…

Si alguna vez no entiendes el porque de muchas cosas… solo escucha tu corazón… sin olvidar que también existe la mente… y que allí están para mutar en conjunto una vez más… cuando muchos piensan que la mente y el corazón son cosas diferentes…

Aprende de tus maestros… de tus parejas… de tus amigos… de tu familia… pues eres tu quien los eligió en esta vida… aprende a que como todo maestro en algun momento ellos, si Dios y el Universo lo permiten o disponen… te dejaran volar... sabiendo que a cada aleteo recordaras la preciada enseñanza divina que te han dejado cada día de esta preciada vida…

Aprende a vivir TU presente… tomando a cada segundo la gracia de haber podido aprender… de tener el don divino y la bendición de estar vivo…

Sabiendo… que mañana cuando recuerdes… recordaras con una sonrisa… lo transitado… lo vivo… y lo muerto en ti… aquello que has depurado… y aquello que has evolucionado…

Disfruta de tu maestría… y ahora… que eres uno más de la gran cofradía… enseña… y aprende a soltar como lo han hecho tus maestros anteriores… deja tu enseñanza divina a tu actual pareja, a un amigo, a un padre, una madre, un hermano… o un simple hermano del alma que transita por el mismo camino de la vida…

Recuerda, aprende… y enseña… pues eres tu maestro de tu mismo ahora.